La guerra empezó cuando murió una anciana boliviana que se había juntado con un paraguayo. Bolivia avisó que iba a empezar la guerra. Paraguay se preparó, pero el Coronel Sánchez, comandante de Bahía Negra, no les creyó. En la mañana, cuando apareció el avión boliviano para bombardear, hizo señas con la bandera, pero igual cayó la bomba y lo mató. El padre del narrador cuenta que tiempo después se burló de los soldados paraguayos y les dijo que la próxima vez le avisaran, que él disparaba mejor y tumbaría el avión.