En la Figura 9 también se presentan las diferencias existentes de la prevalencia de agresores según el sexo; donde se puede apreciar un patrón inverso, donde se encuentra una proporción ligeramente mayor de hombres que de mujeres quienes agreden a sus demás compañeros. Sin embargo, nuevamente estas diferencias no fueron estadísticamente significativas (χ2= .997, gl = 1, p = .397).